12/11/13

Aportaciones de la termografía para comunidades, propietarios, administradores y profesionales de los edificios.

Hoy en día, la poca difusión que tiene la termografía infrarroja, la inmensa cantidad de aplicaciones y el bajo número de profesionales cualificados en este campo hace que no abunden ofertas de utilidades concretas para muchos sectores (como la edificación). 
 Es por esto que para este post hemos pensado en hablar de posibilidades de uso concretas para que aquellas personas o profesionales que crean que ésta técnica les puede ser de ayuda tengan una idea de aspectos más concretos.
 Uno de los ejemplos más evidentes y que también tienen algo de difusión es la localización de humedades.
Existen muchos profesionales y medios para conocer el origen de éste problema, pero la termografía es una herramienta que, como mínimo, puede ser un complemento en esta labor sino una solución en gran cantidad de ocasiones. 
 Como ya hemos comentado en artículos anteriores, la termografía sólo aporta datos de la superficie que enfoca, por lo que será necesario tomar imágenes de todas las zonas colindantes de la humedad y será la imprescindible intervención y pericia del termógrafo o del profesional que reciba el informe para poder dar las conclusiones necesarias y posibles sobre el origen de dicha humedad.
 La ventaja principal es el soporte irrefutable y visual de la humedad así como la tranquilidad de conocer exactamente la extensión de la misma junto con la localización de las zonas más húmedas y, por tanto, su posible origen.
 Cabe destacar que también se desprenden de estas palabras una primera limitación, sólo podemos ver lo que pasa en la superficie y es cierto que una humedad pude hacer verdaderos recorridos imposibles por el interior de una construcción, pero también es bueno saber que la termografía no es ni todopoderosa ni infalible (de ahí la necesidad de contar con profesionales capacitados).
 Aún así no dejan de ser interesante los datos que se aportan con esta técnica con la que podremos: conocer la extensión exacta de la humedad, saber los elementos afectados por la misma (luminarias, falsos techos, extensión de yesos afectados, etc.), existencia de mohos, elementos con filtraciones (aljibes, sumideros en cubiertas, impermeabilizaciones, filtraciones en muros en contacto con terrenos, etc.).
                                   
         


 Las imágenes de la izquierda y del centro corresponden a un edificio antiguo en el que se localizaron humedades durante las lluvias siguientes a una importante reforma. La imagen de la derecha corresponde a la localización de la zona aproximada de la filtración de agua por la fachada de un edificio tras unas fuertes tormentas. En ésta última se pudieron detectar varios elementos afectados como luminarias y un cuadro eléctrico (afortunadamente para la seguridad de sus ocupantes).
 Son evidentes los beneficios que para comunidades, propietarios de oficinas, administradores, aseguradoras y profesionales del mantenimiento de edificios tiene la termografía incluso aunque, en el peor de los casos, sólo se puedan determinar la extensión y elementos afectados además de la ventaja de tener pruebas en imágenes.
 Otras aplicaciones posibles son: localización de instalaciones y estructuras ocultas, localización de anomalías constructivas, estado de fachadas, apoyo a ITE, localización de pérdidas energéticas, etc.
 Precisamente ebuilding, compañeros en AETIR (Asociación Española de Termografía Infrarroja, a la que pertenecemos),  ha publicado recientemente un vídeo en el que busca termitas en una edificación con estructura de madera y que se puede ver en este enlace.
 Otra interesante aplicación para propietarios, administradores, aseguradoras y otros relacionados, es la detección de anomalías en sistemas eléctricos y máquinas (cuadros y contadores eléctricos, grupos de bombeo, etc.).
 Como se comentó en un post anterior, existen ya aseguradoras que aconsejan la inspección periódica de cuadros eléctricos para la prevención de incendios. De hecho, son muchos los cuadros eléctricos que acaban incendiándose por un mal mantenimiento o problemas inesperados que, con una inspección periódica, (una o dos veces al año) podrían detectarse y resolverse evitando así sustos y riesgos innecesarios.
 Incluso es aconsejable realizar una inspección para puestas en marcha o tras grandes reformas para comprobar que todo vaya bien desde el principio.
 Hay que tener en cuenta también que las anomalías menores detectadas influyen además en el buen funcionamiento de la instalación y en el ahorro energético del edificio ya que una conexión en mal estado, además de ser un peligro, disipa calor y por tanto tira energía al aire.


 En edificios públicos es interesante inspeccionar periódicamente las instalaciones, en los edificios de oficinas igualmente y más si tienen data centers ya que la optimización de la ventilación aquí es fundamental y en los edificios de viviendas, tanto para peritaciones como para apoyo de los servicios de mantenimiento las instalaciones de las zonas comunes suponen una garantía de seguridad y buen funcionamiento.

Francisco José Soto Lara
INTERMAL (Ingeniería e Inspecciones Termográficas Málaga)

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