Recientemente hemos ampliado nuestro campo de acción como termógrafos y nos hemos aventurado al ámbito deportivo.
Pero ¿Cómo es eso? Cabe preguntarse.
Técnicamente nos encontramos capacitados ya que nuestros conocimientos en termografía infrarroja nos permiten detectar anomalías y estudiar información térmica en cualquier ámbito.
Esto unido a que hemos sido deportistas de competición durante muchos años y en distintos deportes, nos lleva a tener una idea bastante aproximada de zonas de incidencia, lesiones comunes, consecuencia de entrenamientos, etc.
Finalmente, puesto que se trata de dar a preparadores, entrenadores, médicos, fisios, etc. información para tomar decisiones y para poder dar un diagnóstico (como es natural no diagnosticamos), resulta que hemos visto que podemos ofrecer un importante y útil servicio en el sector deportivo, medicina deportiva, fisioterapia, etc.
Y ¿Cómo se hace?
Lo primero siempre es tomar la imagen de forma correcta y considerando los parámetros adecuados, añadiendo en este caso que las condiciones ambientales, y las condiciones, costumbres y actividad del usuario, que son también de gran importancia.
Seguidamente se procede al análisis con las técnicas típicas de la termografía como: comparación entre zonas simétricas, patrones térmicos, medidas de temperatura, etc.
Entonces se pueden destacar anomalías y zonas con alteraciones significativas (e incluso cruzarla con datos de estudios de termografía aplicada a estos sectores) que se pueden plasmar en un informe añadiendo todos estos comentarios y ofreciendo a los profesionales una gran información tanto para prevenir lesiones adaptando la carga de entrenamiento a cada individuo de forma personalizada de forma inmediata, como para evaluar daños, comprobar resultados de tratamientos o verificar avances en la recuperación.
en ocasiones, como pasa con la imagen siguiente, el deportista no siente molestia pero viene arrastrando una lesión recurrente y se aprecia su estado inicial antes de que sea un daño perceptible o que vaya a más.