Las cámaras de frío industrial (frigoríficas o de congelados de hoteles, restaurantes, naves de congelados, preparaciones de comida congelada, etc.) son sistemas en los que abundan diseños he instalaciones específicos para la necesidad de la empresa que lo necesita y construida en cada una de sus partes con elementos del gusto, necesidad o al alcance del diseñador y/o del instalador.
Cada vez más, empresas especializadas en frío aportan soluciones más completas y estandarizadas con la consecuente mejora en rendimiento, eficiencia, eficacia, etc. aunque no deja de no deja de haber cierta parte constructiva ajena al equipo como pueden ser cerramientos, aislamientos, puertas etc.
Hasta aquí no tiene porqué haber problema alguno y seguramente todo funcione como debe, pero además de los posibles problemillas del sistema de refrigeración, ¿El sistema es tan eficiente como debería?, es decir, ¿Se queda todo el frío en la cámara?, ¿Cuánto tiempo ocurrirá eso?
Cualquier fallo es crítico en este tipo de sistemas puesto que tienen que funcionar 24 horas al día todos los días y aunque las pérdidas derivadas de su uso (entradas y salidas) de pueden minimizar, ¿Cuánto cuesta una pérdida no controlada?
Imaginemos una cámara de 2,5x2,5x2,5 metros de ancho, fondo, alto. Son 15´62 m3.
Supongamos un 0´1% del volumen de la cámara como pérdidas de aire (exfiltración) por hora, se puede estimar que la potencia a desarrollar por el sistema de frío al día para compensar las pérdidas de aire ya enfriado y por tanto para el calentamiento del aire que entra caliente para compensar pueden estar en torno a los 2´7 Kw diarios.
Posiblemente estemos hablando de unos 10€/mes, ¿Te sobran 120€/año? ¿Se quedará el problema en un 0´1% del volumen de la cámara? ¿Qué volumen tiene tu cámara? ¿Detectarás el problema en un mes o en un año? ¿Desde cuándo tiene tu cámara esas pérdidas?
La pregunta a la que pretende llegar la eficiencia energética es ¿Porqué gastar más de lo que necesitas? y su función es que las soluciones cuesten menos que los problemas.
En estos casos de cámaras frigoríficas hay 2 técnicas complementarias que ayudan a la cuantificación y localización del problema, incluso una de ellas se puede usar también para localizar fugas de refrigerante (que cada vez es también más caro).
Estamos hablando del blower door y (como no) de la termografía infrarroja.
El blower door permite saber cuánto aire sale o entra del recinto, lo que permite calcular con gran precisión cuánto dinero nos cuestan las exfiltraciones.
La termografía infrarroja permite localizar los puntos exactos de exfiltración y por tanto los lugares donde actuar.
Al final de estos ensayos, que llevan poco tiempo y para los que NO HAY QUE PARAR EL FUNCIONAMIENTO DE LA CÁMARA, se sabe qué hacer y dónde para dejar de tirar energía y dinero.
Cada vez más, empresas especializadas en frío aportan soluciones más completas y estandarizadas con la consecuente mejora en rendimiento, eficiencia, eficacia, etc. aunque no deja de no deja de haber cierta parte constructiva ajena al equipo como pueden ser cerramientos, aislamientos, puertas etc.
Hasta aquí no tiene porqué haber problema alguno y seguramente todo funcione como debe, pero además de los posibles problemillas del sistema de refrigeración, ¿El sistema es tan eficiente como debería?, es decir, ¿Se queda todo el frío en la cámara?, ¿Cuánto tiempo ocurrirá eso?
Cualquier fallo es crítico en este tipo de sistemas puesto que tienen que funcionar 24 horas al día todos los días y aunque las pérdidas derivadas de su uso (entradas y salidas) de pueden minimizar, ¿Cuánto cuesta una pérdida no controlada?
Imaginemos una cámara de 2,5x2,5x2,5 metros de ancho, fondo, alto. Son 15´62 m3.
Supongamos un 0´1% del volumen de la cámara como pérdidas de aire (exfiltración) por hora, se puede estimar que la potencia a desarrollar por el sistema de frío al día para compensar las pérdidas de aire ya enfriado y por tanto para el calentamiento del aire que entra caliente para compensar pueden estar en torno a los 2´7 Kw diarios.
Posiblemente estemos hablando de unos 10€/mes, ¿Te sobran 120€/año? ¿Se quedará el problema en un 0´1% del volumen de la cámara? ¿Qué volumen tiene tu cámara? ¿Detectarás el problema en un mes o en un año? ¿Desde cuándo tiene tu cámara esas pérdidas?
La pregunta a la que pretende llegar la eficiencia energética es ¿Porqué gastar más de lo que necesitas? y su función es que las soluciones cuesten menos que los problemas.
En estos casos de cámaras frigoríficas hay 2 técnicas complementarias que ayudan a la cuantificación y localización del problema, incluso una de ellas se puede usar también para localizar fugas de refrigerante (que cada vez es también más caro).
Estamos hablando del blower door y (como no) de la termografía infrarroja.
El blower door permite saber cuánto aire sale o entra del recinto, lo que permite calcular con gran precisión cuánto dinero nos cuestan las exfiltraciones.La termografía infrarroja permite localizar los puntos exactos de exfiltración y por tanto los lugares donde actuar.
Al final de estos ensayos, que llevan poco tiempo y para los que NO HAY QUE PARAR EL FUNCIONAMIENTO DE LA CÁMARA, se sabe qué hacer y dónde para dejar de tirar energía y dinero.
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